Reflexión sobre el feriado de hoy.

Por Gustavo Faigenbaum

 ¿Cómo se elabora el trauma? 

Reuniéndonos y hablando. La imagen terrible de un hombre apuntando con un arma a la cabeza de la vicepresidenta requiere un trabajo de elaboración simbólica por parte de la sociedad.

Yo pienso que el feriado nacional es contraproducente por dos razones:

1) La gente se va a quedar en su casa pegada a las pantallas de sus celus, teles, compus. Los niños verán dibujitos. Los adolescentes jugarán videojuegos. Los adultos quedarán formateados por los mensajes de los medios masivos y, en las redes sociales, los dos márgenes de la grieta se echarán las culpas mutuamente.

Para propiciar una reflexión real sobre lo que ocurrió hubiera sido mucho mejor ir a nuestros trabajos, a nuestras escuelas, juntarnos, conversar. Se podría haber decretado, por ejemplo, que a las 10 de la mañana y a las 3 de la tarde se detengan por media hora todas las actividades y se inste a la población a discutir sobre la violencia política y de cualquier otro tipo. El feriado nacional, en cambio, nos aísla; propicia la parálisis, prolonga el aturdimiento. Impide asimilar, procesar, tomar postura frente a lo ocurrido.

2) Varias cosas no funcionaron ayer. No funcionaron la custodia y el protocolo de seguridad de la vicepresidenta, no funcionó el arma del potencial asesino. El magnicida no pudo cumplir con su objetivo. Ahora bien: el feriado nacional, paradójicamente, le da potencia a un acto impotente. Magnifica el magnicidio frustrado. En lugar de disolver sus efectos, los multiplica. Mi hija de dos años no puede reunirse con sus compañeros y sus seños a jugar, a seguir aprendiendo, a disfrutar su rutina. Escuelas cerradas, fábricas que no producen, y una contribución no menor a la crisis económica (¿A cuántos cientos de millones de pesos equivale el lucro cesante del país?) Entonces, el acto impotente de un individuo aislado y enfermo se convierte, gracias al decreto presidencial, en un acto superpotente. Nos convierte en rehenes de la violencia, en juguetes del desborde. El feriado nacional le dice a los violentos que sus actos serán escuchados, que se les dará la máxima importancia, que generarán discursos presidenciales y feriados nacionales, que interrumpirán nuestras actividades productivas, nuestros procesos creativos, nuestra vida. Le da poder a los impotentes.